•Presumen en redes sociales su encuentro donde fumaron la pipa de la paz.
La columna de Andrés Salas
Aunque yo creo que se trata de un acuerdo de azúcar y que basta con unas gotas de agua para que se deshaga, en días pasados el presidente municipal de Cuautla compartió en sus redes sociales, una publicación a la que acompañó con tres fotografías, una de ellas, dando un saludo al delegado de Tetelcingo, Roberto Casasanero, con quien desde su llegada a la delegación, ambos políticos han tenido desencuentros y diferencias políticas bien marcadas y que solo han generado un retraso mayor a la acciones que pudieran ayudar a Tetelcingo a mejorar sus condiciones.
En dicha publicación, el presidente municipal de Cuautla, Rodrigo Arredondo López, dijo, que tras un diálogo fraterno, acordaron trabajar de manera coordinada y redoblar los esfuerzos para mejorar los servicios públicos en la delegación.
En dicha reunión, participaron los representantes del Comité de agua potable, de las planillas y hasta de la junta de mejoras, es decir, los dueños del pueblo y lo digo de esta manera, por que son los quienes determinan lo que pase o no a Tetelcingo. En fin, se reunieron y aseguraron haber fumado la pipa de la paz. ¡Claro! No les quedaba de otra, pues la municipalización qué tanto les prometieron nomás no pasa ni avanza y muy lejos está ese pueblo en convertirse en un municipio indígena. Y con mucho respeto para los habitantes lo digo, el día que llegara a ocurrir eso, comenzará el despilfarro de recursos y malas prácticas por parte de los «líderes» quienes nomás buscan seguirse enriqueciendo a costa de los habitantes de Tetelcingo.
Se acordarán de mi y de lo que les he comentado en esta columna; pero retornando al tema inicial, ese saludo ácido, con olor a vinagre y azufre, no va a durar mucho, pues lo que mal empieza, mal acaba. Ya lo decía mi abuelita: «Lo bueno de ser sincero y decir las cosas en la cara, es que disminuyen las sonrisas fingidas y los saludos hipócritas». Hasta la próxima apreciados lectores.