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Pelean arquitectos por inmueble de la unidad deportiva en Cuautla

El gobierno municipal decidió recuperarlo para uso de la ciudadanía.

La columna de Andrés Salas

Escandalito el que se ha armado entre arquitectos del municipio de Cuautla, unos de un bando y algunos más del otro lado. Y es que resulta que el día de ayer, el denominado Colegio de Arquitectos de Morelos Sección Cuautla A.C. dio a conocer, en una rueda de prensa, que presuntamente habían sido desalojados del inmueble, que por más de 20 años, habían ocupado, asegurando que el Congreso del Estado en el año 1998, les concedió un comodato de 20 años, pero mintieron, pues no fue concedido a ellos y aquí le diré el porqué.

Efectivamente, la Legislatura 1997-2000, fue la encargada de otorgar una concesión, para que se prestara sin costo una parte del predio de la unidad deportiva, pero fue concedido al Colegio de Arquitectos de Morelos A.C. Sección Cuautla, organización que decidió construir un salón de reuniones y utilizarlo también como oficinas para llevar a cabo sus sesiones. Sin embargo, como casi siempre pasa, se pelearon unos con otros.

Y una parte decidió apropiarse del inmueble y otros más salirse, sin embargo, la concesión fue otorgada a la organización Colegio de Arquitectos de Morelos A.C Sección Cuautla, más no a quienes ahora pelean y para acabarla de amolar, la concesión finalizó en 2018.

Lo que bien, debieron hacer los arquitectos, fue llegar a un acuerdo entre ellos y ocupar ambas organizaciones el salón de juntas, pero ni uno ni otro cedió. Ante esto y con la falta de oficinas que padece el gobierno municipal, decidieron recuperar el inmueble del cual ya ni una ni otra organización, contaban con los derechos de ocuparlo.

Se, que el ayuntamiento, ha decidido emplear el espacio, para la capacitación de hombres y mujeres en talleres de autoempleo y otras actividades que mucho le hacen falta a la ciudad.

Los y las arquitectas, se reunían una hora una vez al mes y se negaban a permitir que la ciudadanía pudiera utilizarlo. Yo si aplaudo que el salón sea utilizado para un bien común y no solo para satisfacer el ego de unos cuantos.

Ya lo decía mi abuelita: «Ni para Dios, ni para el Diablo», pero esta vez yo agregaría: «Presta, pa la orquesta». Hasta la próxima apreciados lectores.