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Nadie sabe y nadie supo, se niegan ciudadanos a cooperar con la policía

*Apesar de haber testigos en balaceras, ciudadanos por miedo evitar dar detalles de los agresores.

Por Andrés Salas
No solo la policía tiene la culpa de crecimiento desmedido en la violencia y delincuencia qué vive la ciudad de Cuautla; pues la ciudadanía, se niega rotundamente a cooperar en brindar datos o denunciar hechos de los que son testigos. Por supuesto que el miedo es el principal pretexto para poder decir: No vi, no escuché y no me di cuenta.

Por ello la propia ciudadanía se convierte en cómplice de lo que hoy vive nuestra heroica e histórica Cuautla; todos los días culpamos a las autoridades de todos los ámbitos, pero poco hacemos para colaborar a que la demarcación regrese a la calma. La última balacera ocurrida el pasado miércoles en la alameda de Cuautla, generó pánico entre las personas que caminaban en la zona y comerciantes establecidos pero nadie, absolutamente nadie quería decir nada.

Cuando el primer respondiente arribó a la zona, todos los comerciantes comenzaron a cerrar sus establecimientos y a retirarse, evitaron a toda costa ser cuestionados por la policía. Tuvieron los uniformados que recurrir a las cámaras de videovigilancia para poder saber que características tenía el agresor y en que se trasladaba, pasaron varios minutos para eso, pero el delincuente ya había huido. Triste pero cierto.

En medio de los dos hombres asesinados y una mujer lesionada, una bebé lloraba, no se si formaba parte de la familia agredida o no, pero de ser así, vivió en carne propia el asesinato de su padre, su hermano y vio como dejaron herida a su madre. ¿No merece esta niña recibir justicia? En fin, la cultura de la denuncia es un tema que al igual que la religión nunca nos pondremos de acuerdo. Ya lo decía Paul Auster: «Si la justicia existe, tiene que ser para todos; nadie puede quedar excluido, de lo contrario ya no sería justícia». Hasta la próxima columna.