La columna de Andrés Salas.
El puente que colapsó en el Paseo Ribereño de Amatitlán en el Jardín Porfirio Díaz de Cuernavaca, mientras cruzaban el Alcalde de Cuernavaca José Luis Uriostegui Salgado, acompañado por su esposa, miembros del cabildo y algunos medios de comunicación, fue sin lugar a dudas una muestra de corrupción y de la mala administración.
Luego del terrible hecho de este medio día, las autoridades comenzaron a deslindarse, filtrando documentos a los medios de comunicación sobre la rehabilitación del lugar y hasta tratando de señalar al Gobernador de Morelos como responsable.
Sin embargo, la realidad es otra; y es que han pasado ya 5 meses desde que José Luis Uriostegui tomó protesta como alcalde de Cuernavaca y ha concluido su tiempo para señalar las inconsistencias de la entrega recepción del municipio, dentro de ello, los funcionarios de obras públicas, debieron realizar un estudio técnico a las obras que fueron ejecutadas por la anterior administración y señalar las fallas en las mismas. Si el puente que colapsó no fue intervenido, la dirección de protección civil municipal, debió realizar una visita técnica estructural, que diera el visto bueno para que el espacio volviera a operar, de todo ello, si hay responsables y hoy, sin duda alguna, lo primero que el munícipe debe hacer, es separar de sus encargos a los funcionarios involucrados, con la finalidad de no entorpecer las investigaciones que ya realiza la fiscalía anticorrupción.
La caída del puente, tiró no solo a funcionarios del ayuntamiento de Cuernavaca, también las poquitas fortalezas que tenía José Luis Uriostegui rumbo al 2024, pues a la gente no se le va a olvidar que el Alcalde se cayó con todo y el puente que estaba inaugurando, que no hizo él, pero qué, si debió inspeccionarlo y durante estos 5 meses, darle mantenimiento. ¿Se imagina usted qué desgracia hubiera pasado que colapsara este puente, pero mientras familias acudían al lugar? En fin, ya lo decía mi abuelita: Tanto peca el que mata a la vaca, como el que le jala la cola. Hasta la próxima mis queridos lectores.