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Fiscalía Anticorrupción, el elefante blanco de Morelos

Fiscalía Anticorrupción, el elefante blanco de Morelos

Por Andrés Salas
Cuernavaca, Morelos; 15 de enero 2025 – A pesar de los esfuerzos y el trabajo que asegura Juan Salazar Núñez ha hecho en la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción de Morelos, los datos más recientes revelan un avance lento en la resolución de casos de corrupción.

De acuerdo con un informe presentado el pasado 4 de abril de 2024 por Morelos Rinde Cuentas, de un total de 3,186 carpetas de investigación iniciadas entre 2018 y 2023, solo el 5% ha culminado con una sentencia condenatoria. Un 16% adicional se encuentra en proceso judicial, mientras que el 78% restante aún se encuentra en etapa de investigación.

Estos números indican que la mayoría de las denuncias por actos de corrupción en Morelos no han llegado a una resolución definitiva. La lentitud en los procesos judiciales y la complejidad de las investigaciones son algunos de los factores que podrían estar influyendo en estos resultados.

La falta de resolución en los casos de corrupción genera un sentimiento de impunidad y desconfianza en las instituciones. Además, retrasa la recuperación de los recursos públicos desviados y dificulta la prevención de nuevos actos de corrupción.

Juan Salazar Núñez, titular de la Fiscalía Anticorrupción en Morelos, señaló en días pasados, que la dependencia a su cargo, no tiene compromiso con nadie y que actúa en estricto apego a la ley, sin embargo, las cifras sobre los resultados de la Fiscalía Anticorrupción no mienten y hablan por si solos.

Los datos presentados por Morelos Rinde Cuentas, muestran que la lucha contra la corrupción en Morelos aún enfrenta grandes desafíos. Es necesario fortalecer las instituciones encargadas de perseguir estos delitos, agilizar los procesos judiciales y garantizar la transparencia en las investigaciones. Pero sobre todo, dejar de utilizar a dicha dependencia, como un negocio de extorsión a políticos y funcionarios. El fiscal Juan Salazar Núñez, debe saber, que la prensa no es su enemigo, pues es su derecho dar una declaración o no respecto a una pregunta, pero negarse o enojarse por ello, deja mucho que desear sobre su actuar como funcionario. Ya lo decía mi abuelita: «El que se enoja, pierde». Hasta la próxima columna.

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