El presidente de Rusia, Vladimir Putin, está enfrentando su mayor desafío desde que lanzó la invasión a Ucrania hace 16 meses. El grupo paramilitar Wagner, comandado por Yevgueni Prigozhin, se declaró en rebeldía contra la cúpula militar del Estado Mayor ruso.
Putin prometió sofocar estos alzamientos para evitar guerra civil en su país y calificó las acciones de Prigozhin como una traición.
El grupo Wagner, una especie de fuerza mercenaria y ejercito privado, ha cobrado protagonismo durante la invasión en los últimos meses luego de combatir a sangre y fuego al ejército ucraniano.
Tras la invasión rusa a Ucrania, el grupo Wagner lanzó a sus combatientes a la batalla, mientras sus filas se llenaban de reclutas prisioneros. En los últimos meses, Prigozhin también ha emergido como una poderosa figura pública: ha utilizado las redes sociales para convertir la brutalidad y el discurso duro en su marca personal. Sin embargo, al mismo tiempo, comenzó a lanzar acusaciones contra los líderes militares de Rusia, culpándolos por no proporcionar a sus fuerzas suficientes municiones e ignorar los problemas de los soldados.
Prigozhin, de 62 años, difundió una serie de mensajes el viernes por la noche y el sábado de madrugada afirmando que él y sus tropas entraron en la ciudad rusa de Rostov, en el sur del país, y que se apoderaron de sus instalaciones militares.
Esto es lo que se sabe hasta el momento:
¿Qué provocó la rebelión?
Desde hace meses, Prigozhin ha protagonizado una lucha de poder con los mandos militares rusos, a los que acusa de las bajas en sus tropas en el este de Ucrania.
En reiteradas ocasiones ha acusado al ejército ruso de no equipar suficientemente a sus mercenarios o de entorpecer sus avances con trámites burocráticos, además de apuntarse victorias que en realidad, según Prigozhin, se consiguieron gracias a los combatientes de Wagner.
El sábado, Prigozhin acusó al mando militar ruso de ordenar bombardeos contra las bases de su grupo paramilitar y de haber matado a muchos de sus combatientes.
El jefe de Wagner afirmó que había que «ponerle freno» a los responsables militares rusos y prometió «llegar hasta el final».
Más tarde, afirmó que sus combatientes habían derribado un helicóptero militar ruso y que se había apoderado de varias instalaciones militares en la ciudad meridional de Rostov.
«Castigo inevitable» promete Putin
Durante un discurso trasmitido el viernes por la noche, Putin calificó el alzamiento de Prigozhin, a quien no mencionó directamente por su nombre, de “traición a la patria”.
“Todos los que prepararon la rebelión sufrirán un castigo inevitable”, manifestó el mandatario. “Las fuerzas armadas y otras agencias gubernamentales han recibido las órdenes necesarias”.
¿Quiénes son los combatientes del grupo Wagner?
El grupo paramilitar Wagner, privado, ha estado involucrado en conflictos en Oriente Medio y en África, pero siempre ha negado su participación.
El año pasado, Prigozhin admitió que fundó el grupo reclutando soldados en prisiones rusas a cambio de una amnistía.
En el este de Ucrania, sus paramilitares han estado en primera línea.
Encabezaron el asalto a Bajmut, que se prolongó durante meses, y reivindicaron haber tomado esa ciudad para las tropas rusas, aunque la operación le costó muchas bajas al grupo.
¿Cómo afecta esto al conflicto?
Esta rebelión supone el desafío más grave al que se ha tenido que enfrentar Putin durante su largo mandato, y la crisis de seguridad más importante para Rusia desde que llegó al poder, a finales de 1999.
Podría desviar la atención y los recursos en plena ofensiva en Ucrania, y coincide además con la contraofensiva anunciada por Kiev para recuperar territorios.
El ejército ucraniano indicó que está «observando» la lucha interna entre Prigozhin y Putin.
Moscú, en tanto, advirtió que el ejército ucraniano estaba aprovechando la situación para reunir a sus tropas cerca de Bajmut de cara a una ofensiva.
En el plano internacional, Estados Unidos, Francia y Alemania indicaron que seguían de cerca la evolución de la situación.
Bielorrusia intercede entre Putin y Wagner
Cuando la situación amenazaba con entrar en el siguiente nivel de tensión, llegaron noticias de que el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, había intercedido entre el Gobierno ruso y los mercenarios liderados por Yevgeni Prigozhin, consiguiendo que el grupo Wagner frenase su avance hacia la capital de Rusia, regresando a sus bases.
Una información que confirmó el propio Prigozhin en su canal de Telegram. «Iban a desmantelar PMC Wagner. Salimos el 23 de junio en la Marcha de la Justicia. Ese día avanzamos hasta estar a casi 200 kilómetros de Moscú. En ese tiempo no hemos derramado ni una sola gota de sangre de nuestros combatientes», relataba el mercenario.
«Ahora ha llegado el momento en que se podría derramar sangre rusa. Por eso comprendemos la responsabilidad de este derramamiento de sangre rusa de una de las partes, y vamos a dar marcha atrás a nuestros convoyes y a regresar a los campamentos según el plan», añadió.
Prigozhin habría aceptado una propuesta para detener su avance hacia Moscú de Lukashenko, quien había recibido previamente autorización del presidente ruso, Vladímir Putin, para emprender esta mediación. Una negociación que habría salido adelante gracias a la promesa del presidente Putin de reformar por completo el Ministerio de Defensa.
*Con información de AFP.