*«Dejemos que el Niño Dios eduque nuestra mirada, que transforme nuestros vacíos en pesebres».
Por Dulce Gaviña
Cuautla. Mor. 24 de diciembre de 2024. «En esta Navidad, permitamos que el amor nos transforme. Abracemos a quienes amamos con toda nuestra fragilidad, con nuestras manos imperfectas, pero llenas de intención. Porque solo en el amor, en ese encuentro que ilumina y cobija, la vida recupera su inocencia, esa que no conoce límites ni condiciones», fue el mensaje para esta Navidad del párroco de Casasano, Hector Rodriguez Campuzano.
En su mensaje recordó que en la oscura cavidad de la noche, donde el silencio pesa y las estrellas apenas se atreven a mirar, un Niño frágil, envuelto en las manos de María, enseña el gran secreto: que en la pobreza y en la sombra es posible nacer el amor que todo lo transforma.
«Allí, en esa cuna improvisada, rodeada de frío y asombro, nos recordó que las verdaderas moradas del amor no se construyen con riqueza, sino con la ternura que sabe arropar, con la mirada que sabe abrazar y con las manos que, incluso vacías, saben ofrecer todo».
Por lo que dijo que el misterio de la Navidad no es otro que en nuestras sombras y pobrezas, en nuestras miserias más humanas, el amor encuentra un lugar para habitar.
«Que esta Navidad nos arrope la esperanza, que habitemos en la ternura, y que en nuestras cavidades existenciales encontremos el resplandor de un amor que nunca deja de nacer».