•Salió de su casa en Jiutepec con una bolsita negra y su tarjeta de crédito.
Por Justino Miranda
De acuerdo con la carpeta de investigación que abrió la Fiscalía General del Estado, el obispo emérito de Chilpancingo salió de la casa que renta en el municipio de Jiutepec, Morelos, el sábado 27 de abril alrededor de las 07:42 horas abordo de una camioneta de la marca Volkswagen, modelo 2024, la cual había adquirido en marzo pasado y todavía llevaba permiso para circular.
El obispo, de acuerdo con sus colaboradores más cercanos, salió de su casa con una bolsa de plástico, de color negro, sus identificaciones y su tarjeta bancaria.
Sus personas de confianza, indicaron a la Fiscalía General del Estado que su estado de cuenta de Bancomer registró dos movimientos de retiro. Uno a las 9:47 horas de ese sábado y otro a las 21:15 horas del domingo 28 de abril pasado. Éste último fue realizado en un cajero automático de la avenida Domingo Diez, situado en la zona norte de Cuernavaca. Sin embargo, el líder católico, ya se encontraba en el hospital G Parres en el área de urgencias en calidad de desconocido.
No había motivos para que el obispo se alejara de sus actividades rutinarias, declaró ante la fiscalía Juan Ricardo Negrete Cárdenas, sacerdote de la parroquia Santuario de la Virgen de la Natividad, con sede en Chilpancingo, cuando fue a presentar la denuncia por desaparición de persona y lo que resulte en agravio del obispo Salvador Rangel Mendoza de 78 años de edad, cumplidos cuatro días antes del presunto secuestro exprés.
Lo primero que hicieron el sacerdote, el chofer del obispo y el dueño de la casa que habita Monseñor Salvador Rangel, fue revisar la estancia y no encontraron huellas de hurgamiento, tampoco datos de violencia en accesos, es decir, concluyeron, la salida del obispo había sido voluntaria. En una mesa localizaron el teléfono móvil.
A las 10:00 del lunes 29 de abril, el párroco Juan Ricardo Negrete decidió presentar la denuncia ante la Fiscalía General del Estado, junto con el abogado morelense Pedro Martínez Bello.
Contó que él fue avisado de la desaparición del obispo por el chofer del obispo y el dueño de la casa Oscar Diaz Venegas. Ambos lo llamaron vía telefónica y les sugirió revisar las cámaras de la casa y a partir de ese momento se generó la búsqueda.
Al salir de su casa el obispo llevaba pantalón de vestir de color negro, camisa manga larga de color lila o rosa, zapatos de piel de color café de agujetas.
“No fuma, no toma bebidas alcohólicas, no consume drogas, no ha estado detenido, no pertenece a célula criminal ni pandilla, es célibe, es sano controlado, padece hipertensión. No es agresivo, no había tenido ninguna amenaza, no hemos recibido ninguna exigencia de pago de rescate por él, no he sabido que alguien le deseara hacer algún daño”, declaró el sacerdote ante el agente del Ministerio Público, Roberto Quiñones Báez.
Aportó asimismo que el obispo nunca ha llegado a perder el conocimiento, tampoco le han “cobrado piso”, no ha sido amenazada de secuestro ni nada.
El mismo lunes, el obispo fue localizado, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió un aviso de alerta por la ausencia del obispo emérito. Horas después fue hallado en la sala de urgencias del hospital José G. Parres de Cuernavaca.
La nota de Trabajo Social indica que ingresó el domingo 28 de abril a las 13:21 horas y lo alojaron en la cama 18 del área de Urgencias adultos, en calidad de desconocido, ya que no dio su nombre.
El obispo fue llevado al hospital por la ambulancia del Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM) número 1038, aunque de primera instancia trascendió de forma errónea que su traslado había sido realizado por la Cruz Roja.
Los paramédicos que llevaron al jerarca católico dijeron a Trabajo Social que estaba inconsciente y desnudo en una habitación del hotel Real de Ocotepec, en el poblado del mismo nombre, situado al norte de Cuernavaca.
Los paramédicos presentaron las pertenencias del paciente en una bolsa negra y en el interior encontraron un pantalón de vestir gris obscuro, una camisa a cuadros color morada, un gel lubricante íntimo y un estuche pequeño color negro con 6 condones, uno de ellos abierto, así como cinco pastillas azules.
De acuerdo con el testimonio de los paramédicos, no se le encontró ninguna identificación ni dinero u objeto de valor alguno, y mencionaron que cuando arribaron al lugar el paciente solo les pudo decir que se llama Salvador.
El ingreso del paciente fue reportado al Ministerio Público para su posterior entrevista y la localización de sus familiares, así también para la elaboración del estudio socioeconómico.
Personal de Trabajo Social llamó vía telefónica al hotel Real de Ocotepec para saber con qué nombre se había registrado el paciente, sin embargo, la persona que respondió se negó a identificarse y sólo dijo que el sitio opera como hotel y motel y el paciente utilizó el motel y por lo tanto ahí no se registran a las personas ya que entran por un rato.